Belén Portolés: A ro ro, «mi Belén»

Belén Portolés: A ro ro, «mi Belén»

Ya me lo avisaron. Me lo avisaron por varias partes.

-«Te estás metiendo en un berenjenal»- Me han dicho algunas personas que conozco.

-«Una vez que has comenzado tienes que escribir sobre todas, y hay algunas «más complicadas» que otras»

En absoluto creo que ninguna de mis amigas sea complicada. Además, cuando conoces bien a la gente, es sencillo que fluyan las palabras que las describen. Lo que si es verdad, es que hay cierta complejidad a la hora de escribir sobre Las Todas. Ésta viene dada porque hay muchas de ellas que han tenido vidas intensas con situaciones inesperadas, a veces tristes, a veces incluso dramáticas. Este tipo de situaciones, cuando eres niño, siempre piensas que le pasan a otros. Cuando escribes sobre una persona no puedes obviar hechos importantes dentro de su vida, ya que estas circunstancias son realidades que la conforman, pero es complicadísimo tocar el tema con delicadeza para no remover el pasado, no herir a nadie y tampoco caer en la sensiblería facilona.

Y esto me pasa con Belén. Ella es una Toda desde siempre. Estudió en el Colegio Británico y empezamos a coincidir cuando salíamos por las tardes a «Oh de Bailar», «Yuppies» o «Green». Enseguida entablamos amistad. Belén era una niña muy popular en aquella época. Tenía una maravilla de «tipín», una melena rubia naturalmente rizada y una sonrisa siempre dibujada en su cara. Yo la recuerdo con sus 501, su jersey atado al culo y su pañuelo en la cabeza a modo de diadema. Porto era una chica admirada por las niñas y pretendida por los chicos. Tengo un «buen amigo», con el que duermo todas las noches, que más de un día la acompañaba a su casa, a pesar de que alguna vez lo atracaron a su regreso.

El secreto de la popularidad de Belén estaba en su alegría. Siempre estaba de buen humor, siempre veía el lado positivo de las cosas y siempre apoyaba a todas sus amigas con una gran sonrisa, aunque el tema fuera preocupante. Esa sonrisa tranquilizadora….Que maravilla!!!!

A veces, Belén nos invitaba a comer a su casa. Unas veces estaban sus padres y otras veces no. Cuando los padres de Belén no estaban, tomaba la varita de mando » La Mary», una chica que trabajaba en casa de Los Portolés desde siempre. Mary es un personaje genial, con un cierto parecido a las hermanas Hurtado, una infantil ingenuidad  y una paciencia infinita que le llevaban a aguantar «carros y carretas» cuando estábamos con ella. A veces, llegábamos a comer y Mary decidía que no estaba por aguantar ese día y nos «espamploneaba» diciendo que no había tomate para los macarrones. Allí siempre intervenía Miguel, el hermano mayor de Belén, que mediaba para que Mary acabase sentándonos a la mesa y sirviéndonos los macarrones con tomate.

Belén crecía, como todas «Las Todas». Belén crecía por fuera a una velocidad normal, pero lo hacía rapidísimamente por dentro. Cuando eres niño a eso no le das importancia. Siendo muy joven, «Porto» era una persona con una riquísima vida interior, con las ideas muy claras y con unas bases religiosas bien cimentadas. Combinaba perfectamente su vida juvenil, sus estudios, salidas y amistades con sus actividades voluntarias y grupos de oración.

Y creció y se casó… y Belén y Tito ¡tenían tantas cosas en común!Compartían escalas de valor, inquietudes y sobre todo muchas ilusiones.

Un día Tito se marchó inesperadamente. Se fue prematuramente en un accidente de montaña. Se fue y de camino al cielo se cruzó con Iñigo que esperaba plácidamente en el vientre de su madre para ver la luz…. y aquello fue un auténtico mazazo para Belén, por supuesto,… y para la familia… y para los amigos… y para los conocidos y…¡Nos quedamos con el corazón encogido!

Yo imaginaba su sentimiento y, recuerdo, que deseaba con todas mis fuerzas que Dios le quitase un poco de dolor y me lo pasase a mi, para que la carga no fuera tan pesada. Creo que se lo llegué a decir a ella muy bajito y al oído, pero realmente creo que Belén no podía oír a su alrededor. Sus preguntas estaban esperando respuestas desde otro sitio y allí es donde tenía puesto el oído.

Os puedo decir, que estoy segura que al igual que yo, muchos de nosotros, veíamos en esos momentos a Belén frágil y desgraciada. Yo tenía ganas de acunarla, a ro ro, cantarle una nana, igual que si fuera un bebé, y dormirla para que cuando despertase hubiera pasado todo… Y entonces pasó… Belén, sin ningún propósito de hacerlo, nos demostró que no era una persona frágil, ¡qué va!, era mucho más fuerte que todos juntos.

La «Porto» tuvo un hecho en su vida muy desgraciado, si, por supuesto… pero Belén es una persona de las más afortunadas que conozco. Tiene una fe, que le hace mirar la vida de otra manera. Sus creencias y su riqueza interior le permiten ser valiente y afrontar las cosas como se le presentan. Acata las decisiones que le vienen dadas y que le va mostrando el destino con una perspectiva siempre positiva. Belén nos dio una auténtica lección cuando todos estábamos compadeciéndonos de su desgracia. Agarró las riendas de su vida, sacó toda su fuerza interior y nos dejó con la boca abierta.

«Porto» hace años se volvió a casar. Pedro es un marido excepcional y un maravilloso padre para Iñigo, Belén y Ana. La vida por fin premió a Belén y a su manera de ser, generosa y entregada. Tiene una familia genial y un trabajo que le llena. Su trabajo ,como no podía ser de otra manera le permite estar cerca de los más desfavorecidos, para ayudar en todo lo que puede.

Belén, gracias por tu «Dios proveerá» en los momentos que más falta me hacen.

Orgullosa de ser «todista»… y tu? ¿Eres todista?

Belén (la tercera empezando desde la izquierda) con parte de Las Todas en el cumple de Berta

Belén (la tercera empezando desde la izquierda) con parte de Las Todas en el cumple de Berta