La entrega de una madre

Tenía un post preparado para Patricia Lainez una «Toda» que cumplió años esta semana, pero conozco bien a «La Lai». Se que me va a perdonar que le de prioridad a este otro, porque no quiero aburriros con historias biográficas. De este tipo de entradas escribiré sólo una vez a la semana.

En mi dedicatoria de «Sobre mi» de yotodista.wordpress.com, lo decía: «Este post va dedicado a Las Todas y  a otras muchas amigas que no son TODAS porque no estaban allí en el momento adecuado, pero que cumplen requisitos sobradamente».Mi madre hubiese sido una Toda fundadora si le hubiese tocado compartir generación. Además ella es enteramente todista, nos ha visto crecer juntas. A ella voy a dedicarle el post este viernes

¿Que es una madre? Difícil definición. Es algo que hemos tenido todos. Hemos llegado al mundo luchando por ver la luz, navegando desde nuestro cálido rincón en el vientre de una señora, que ya empezó a cuidarnos desde que tuvo noticia de nuestra existencia.

Si ser madre fuese un puesto de trabajo remunerado, ¿Como definiríamos su cometido? No se.., yo diría algo así como «Velar por los suyos, garantizándoles que no les falte de nada, aun cuando esto vaya en detrimento de su propio bienestar o incluso le perjudique». No se como serán las demás madres. Cada uno conoce a la suya. Imagino que como en todos los trabajos habrá madres estupendas que cumplan los objetivos sobradamente, otras que dejan bastante que desear y otras pésimas. Yo puedo hablar de la mía y os aseguro que se lleva la condecoración al mérito especial por su entrega y generosidad.

Mi madre cumple el 4 de Diciembre, 80 Años. Nació un día de Santa Barbara, patrona de las tormentas. A ella se le encomienda cada vez que oye un trueno porque curiosamente les tiene un miedo atroz. Las intuye de lejos. Alguna imagen de mi infancia se desarrolla en casa, con las persianas bien bajas, la televisión y aparatos eléctricos desenchufados y un murmullo en el aire, que no era otra cosa que mi madre rezándole a Santa Barbara bendita.

Ella es católica y además una gran devota de algunos santos. A algunos como Santa Genoveva de Torres y San Antonio de Padua los tiene pluriempleados. Yo siempre le digo que de tanto pedirles, van a acabar abandonando. Que no está bien visto que los Santos hagan tantas horas extras, que en el Cielo se van a rebotar los demás,…. pero en cuanto te despistas,… Zasss!!! allá va con su estampita de «La Geno» y te la camufla entre el equipaje cuando te vas de viaje.Pero no os creáis que es una monja. Combina perfectamente sus devociones con el mundo que le rodea y se ha adaptado con espectacular facilidad a las situaciones de nuestro tiempo. Situaciones que le han tocado vivir asumiendo con total normalidad mientras amigas de su misma generación no han sabido encajar sin prejuicios. Acaba de abandonar la vitrocerámica por un smartphone y eso es un buen síntoma.

Mi madre tiene «a partir de ya», 80 años. Tiene whatsapp pero no tiene blog, aunque tampoco le hubiera podido dedicar un post a mi abuela que murió en su parto. No la conoció, ni pudo aprender de ella el difícil oficio de ser madre. Ni de ella, ni de la tía que la crío cuando 5 años después, su padre murió como consecuencia de una enfermedad contraída en la Guerra Civil. El hermano de mi abuelo y su mujer se la llevaron a casa para cuidar de ella y que no se quedase sola, pero realmente no tuvo lo que se dice una infancia muy feliz. A pesar de ello, siempre ha estado enormemente agradecida porque dice que nunca le falto de nada…., aunque yo se que le faltó lo más importante: el amor de unos auténticos padres.

Yo creo que por eso mismo, siempre ha intentado ofrecer aquello que ella no recibió . Cuando tu escuchas a cualquier conferenciante dar una sesión de coaching, tan de moda últimamente, te dicen que no es importante a lo que te dediques sino a destacar en ello. Mi madre va a pocos eventos de este tipo, pero ya estaba formada en estas lides y lo ha demostrado volcando todos sus esfuerzos en ser la mejor, en ser la primera, la número uno, en su oficio de madre.

Para tan difícil cometido, eligió a una persona a su lado que la complementaba perfectamente. Mi padre, Salvador, paciente, concienzudo y templado. No en balde su película favorita era «El Hombre tranquilo», película que pudo llegar a ver más de 500 veces. «Espasita», como nosotros le llamábamos cariñosamente por su afición a la lectura y cultura, era el complemento ideal de mi madre, una sagitario nerviosa, pasional e impulsiva. Mi padre nos dejó demasiado pronto y con él se fue su mitad. Ella lo recuerda todos los días para mantenerlo vivo entre nosotros y él nos echa una mano desde arriba cuando hace falta para capear el mal tiempo.

Una gran familia

Una gran familia

Mi madre es pura pasión, es pasión extrema. Cuando quiere, quiere hasta que le duele, cuando hace trabajos manuales, lo hace hasta que sus cervicales no pueden más, cuando se enfada puedes echarte a temblar de verdad porque salen por su boca palabras que ni siquiera siente, cuando se emociona suelta la lagrima sin poder evitarlo y cuando escucha el llanto de un niño, es capaz de ponerse enferma aunque no conozca a la criatura. Podíamos decir que más que una persona con auténticos sentimientos es una persona de sentimientos auténticos.

Impulsiva de nacimiento, no se te ocurra comentarle que necesitas cualquier cosa, ya sea material o espiritual. Ella instantáneamente se pone en marcha, gestiona, llama, se tira a la calle, coge un taxi, se va a Belchite y vuelve en media hora, baja a rezarle a la Geno o se queda con tus hijos para que tu te vayas a jugar a paddle aunque tenga que suspender algo que le apetecía hacer muchísimo. Todo esto lo hace sin contártelo para que no te sientas mal. Su entrega es total y absoluta, por eso cuando los demás le fallamos ella se siente frustrada y dolida. Pero mamá es muy complicado estar a tu altura, incapaces de seguir tu vitalidad y de imitar tus maneras. ¡Ojala un día mis hijos pudiesen estar tan orgullosos de mi como lo estamos nosotros de ti!

No me olvido de las noches en vela sujetándonos la frente, de las mañanas de fin de semana en vuestra cama, de la ropa metida a la secadora por la mañana para que estuviese más caliente los días de invierno, de los canelones que me hacías para que comiese algo porque era mala comedora, de mi primera «Cacholi» que reía al tirarla al aire y de aquella noche que os tirasteis a la calle a buscar un veterinario de urgencia porque le había dado un golpe al perro y tenía un ataque de histeria. Tampoco me olvido de tus masajes en los pies para hacérmelos entrar en calor, de tus conversaciones a las 5 de la mañana después de una noche de juerga, de esos trabajos de plástica que me ayudaste a terminar por la noche, de esos caramelos chupados que no me gustaban y te daba para guardar, de esos bocados que dejaste de comer porque me habían apetecido a mi o de esos que te comiste cuando yo no quería más y tu querías evitarme una bronca con papa…..

Como canta el Rey Loco en El Libro de La Selva «quiero ser como tu». Muchas gracias por estar ahí!!

Gracias mamá

Gracias mamá