
Ivana Dehesa y la evolución del romanticismo
Siguiendo el criterio que me he impuesto para daros a conocer a mis amigas, osea, el criterio de #voyaescribirsobrequienmedelaganahoy, os voy a hablar de Ivana por aquello de que precisamente anoche se estuvo metiendo conmigo por whatsapp y le amenace con afilar mi pluma y vengarme en este blog.
Ivana, es una de las amigas del grupo de más antigüedad y no me refiero a su edad precisamente, yaes la misma que la mía, una edad estupenda. Lo de la antigüedad viene porque Ivana fue una de las alocadas adolescentes que formaron el núcleo del grupo que luego se fue agrandando hasta formar «Las Todas».
Cuando yo la conocí, hace unos cuantos años ya, las dos llevábamos uniforme gris y coletas. En aquella época, Jesús María estaba sito en la Avenida Goya y el comedor del colegio olía siempre a pollo con «diplodocus»; así llamaba yo a la parte negra que sale cuando se cocina el ave con sus vísceras. En sexto de EGB, trasladaron a mi padre a Madrid. Ivana cuenta que las monjas me paseaban como un trofeo por las clases, cuando venía a Zaragoza de visita. Realmente creo que estuve en aquella época dos veces en el colegio, al cual mis padres me llevaban porque me hacía ilusión volver a ver a mis amigas, pero Ivana tiene el don de la exageración, entre otras características de su personalidad.
Divertida cuando sales con ella, graciosa cuando habla y buena amiga como la que más, hemos crecido juntas y hemos alcanzado un grado de complicidad que muchas veces se ha traducido en entendernos con una sola mirada. A mi vuelta de Madrid con 15 años las dos eramos unas adolescentes en un colegio mixto lleno de novedades. Ivana se había convertido en una niña guapísima y superpopular entre los chicos, a los que partía el corazón ya que fue siempre mujer de un sólo «pipiolo».
Tenía un novio en el cole, que la paseaba en moto por Zaragoza. A las amigas nos daba la sensación de que llevaban toda la vida saliendo. Posiblemente fueron sólo 7 meses pero en aquella época era una eternidad durar eso con un chico. Ivana era una romántica empedernida. Se veía casada superjóven, de blanco, trayendo al mundo una caterva de hijos ideales y formando un hogar perfecto. De hecho todas la veíamos así.-» Será la primera en casarse, será la primera,…»- decíamos «Las Todas».
Tenía como modelo de belleza a Isabel Preysler y guardaba alguna foto en su casa. Yo conviví mucho con Ivana y su estupenda familia, incluso llegué a irme unos días de vacaciones con ellos algún verano. Su casa ha sido siempre el típico sitio al que acudir, porque sus padres estaban encantados de tenernos allí, además como su prima Cristina (otra de Las Todas que no tardareis en conocer) vivía en el mismo edificio era un lugar perfecto de reunión. De allí tengo algunos recuerdos, como las fotos de la boda de sus padres en las que Chitina, su madre, me tenía enamorada vestida con un precioso abrigo blanco con capucha de piel, que luego fue mi inspiración cuando decidí casarme en invierno.
Fue tal la admiración que Ivana despertaba en mi grupo como persona carismática a la que todas queríamos parecernos, que cualquier cosa que ella hacía o se ponía eran un punto de inspiración para las demás. En especial recuerdo sus envidiados pantalones pitillos de rombos de La Almendra. Belleza clásica, mona y estilosa, nos rompió los esquemas cuando volvió de EEUU de estudiar COU con algún kilo de más y un toque hippy, que no acertabamos a entender. Poco a poco la fuimos recuperando tal y como ella era antes de irse, pero mientras estuvo fuera, yo mantuve una fotografía suya colgada en una pared de la habitación. Mi hermano siempre se metía conmigo y me decía que sólo le faltaban unas velas y rezarle un poco todas las noches.
Hoy, Ivana, de profesión procuradora, se ha convertido en una mujer independiente y madura y es una de Las Todas que mejor se conserva. Por ella no han pasado los años y sigue siendo una mujer de bandera. No se casó, ni la primera de las amigas, ni la última, ni de blanco, ni de color, no tuvo hijos, ni perro en el jardín y aunque todavía está a tiempo, realmente no creo que haga nada de esto. Este tipo de cosas, no está entre sus prioridades, y aunque estoy segura que alguna vez las ha podido echar de menos, Ivana ha evolucionado y ha encontrado la esencia de su vida, no en aquel cuento de hadas que soñaba de pequeña, si no en el encanto de disfrutar de su vida adulta plenamente, con su independencia, su trabajo, su casa, sus viajes, su paddle y su Jose Angel que, todo sea dicho de paso, se parece a un torero.
Yo Todista…Y tu?
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